Juan Pablo Martínez Díaz
4 min readDec 7, 2019

Sobre libros y libertades

Redescubriendo la política VIII: La biblioteca como espacio político #FIL2019

“Basta que un libro sea posible para que exista. Sólo está excluido lo imposible”

-Jorge Luis Borges

Imagen: Cochran, J. (2018), The Library Fire That Ignited an Author’s Imagination, The New York Times

Las bibliotecas son un espacio de encuentro, de discusión, de descanso, así como también son espacio de disenso, de encierro y de la más dulce soledad. Son un espacio ambivalente en el cual se generan todas esas dinámicas, donde los libros toman su valor como símbolo de la esperanza y el tiempo pierde ante todo su importancia. Las bibliotecas son una oportunidad para la reconstrucción del tejido social (¿o fortalecimiento? creo que ya existe uno con potencial) y deben ser vistas como el punto de partida de una sociedad democrática y deliberativa, que busque la justicia social y la crítica continua. Lamentablemente en México, esta óptica está lejos de ser realidad: existen 2,232 bibliotecas registradas ante el SIC en todo el país, es decir hay una biblioteca por 50,330 habitantes, así como solo están registradas 1,658 librerías, una librería por cada 67,754 (Sistema de Información Cultural: Bibliotecas datos nacional, 2019) y si bien podemos afirmar que hay un número considerable de bibliotecas y librerías no registradas que cambiarían los números, así como las registradas ante la Red Nacional de Bibliotecas Públicas-en la que hay registradas 7,413 bibliotecas (Secretaría de Cultura, 2019); existen ciudades con números muy alegados de las nuestras metrópolis, por ejemplo Edimburgo cuenta con 60.5 librerías por cada 100,000 habitantes (Thu-Huong Ha, 2016). Las cifras para México siguen siendo preocupantes.

Módulo sobre Lectura (MOLEC) Principales resultados agosto 2015

Si bien en nuestro país hay proyectos culturales como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la cual es la segunda más importante del mundo, así como además México es el principal país hispanohablante en producción de libros en Latinoamérica de acuerdo con el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe; no se ha complementado la política cultural con el fomento de las bibliotecas públicas como eje central del desarrollo de la ciudadanía. En 2015, año de la edición número 28 de la FIL, solo el 10.2% de la población asistió a una biblioteca (INEGI, 2015). En Jalisco contamos con 19 bibliotecas registradas ante el SIC (Sistema de Información Cultural: Bibliotecas datos Jalisco, 2019) y 166 comercios de ventas de libros reportó el IIEG Jalisco con información del DENUE 2019, concentrándose la mayoría en el Área Metropolitana de Guadalajara, .

Fuente: Sistema de Información Cultural (2019), Librerías: datos Jalisco.

“Hoy, a medida que las ciudades y los suburbios continúan reinventándose, y los cínicos afirman que el gobierno no tiene nada bueno para contribuir a ese proceso, es importante que las instituciones como las bibliotecas obtengan el reconocimiento que merecen” señala Klinenberg (2018). Las instituciones públicas tienen como principal sustento de su legitimidad una sociedad con individuos críticos y libres para deliberar, así como participar en el sistema político, para lo cual necesitan espacios donde se forme esa sociedad civil, donde ese espíritu de comunidad cuente con herramientas para fortalecerse, infraestructuras sociales como las bibliotecas pueden ser la respuesta. Vale la pena señalar que “liber”, la raíz latina de la palabra “biblioteca”, significa “libro” y “libre”; libros para ser libres (Klinenberg, 2018)

Las bibliotecas ofrecen libros, películas, periódicos y música, ofrecen acceso a Internet y servicios de impresión de bajo costo, ofrecen capacitación en educación y coloquios temáticos, sirven como espacio de integración, de ocio y de educación (Constance Grady, 2018) Las bibliotecas, como espacios públicos, tiene ese dinamismo para ser espacios comunitarios, donde las personas que asisten continuamente a ellas pueden formar parte de la organización de las mismas. La biblioteca pasa de ser un espacio neutral a uno de disenso. Es un espacio donde el silencio y la conversación encuentran su cabida (Heath, 2019) Existen ejemplos de cómo las bibliotecas-en estos casos comunitarias-han servido para ampliar la intervención política en algunas ciudades, por ejemplo La Vorágine en Santander, Traficantes de Sueños en Madrid — ganadora en 2015 del premio Librería Cultural, concedido por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) por su “reivindicación del librero como agitador cultural” — o Katakrak en Pamplona (Durán Rodríguez, 2018)

Traficantes de suelos, Madrid (RTVE.es, 2015).

Incrementar la inversión en bibliotecas públicas y el fomento a la creación de librerías, el cambio de paradigma de la biblioteca pública institucional y rígida a una público-comunitaria enfocada en el desarrollo social por medio de talleres, co-investigaciones, digitalización, aprovechamiento de las tecnologías y expansión de su acceso a uno verdaderamente universal y adaptables al contexto donde se encuentran, deben ser acciones primordiales de un gobierno que pretenda transformar radicalmente nuestra democracia; son la oportunidad de incrementar la ciudadanía . Si Borges creía que bastaba la posibilidad de un libro para su existencia; creo que el incremento en el desarrollo de los espacios donde podremos encontrar esos libros, cada uno con sus ideas y discusiones, multiplicaría las posibilidades de nuestra existencia, de nuestro futuro. Es una urgencia repensar las bibliotecas, para repensar el rol de los libros en sociedad, para repensar las libertades, la búsqueda de la justicia y la democracia.

Juan Pablo Martínez Díaz
Juan Pablo Martínez Díaz

Written by Juan Pablo Martínez Díaz

Gestión Pública y Políticas Globales en ITESO. Pesimista esperanzado. Saude. Ciencia(s). Municipalista tapatío. Planificar la utopía.

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