“New Left”: Acciones para resistir
Redescubriendo la política XV: Sobre la hegemonía en la izquierda estadounidense
Joe Biden será el próximo candidato demócrata a la presidencia con el fin de quitar su lugar en la Casa Blanca a Trump; el establishment moderado ha salido victorioso en las primarias, sin embargo un nuevo sector emergente, llamado “New Left”,y que crece con gran ímpetu a pesar de su derrota amenaza con marcar la agenda programática de los siguientes años, ¿qué debe hace el ala progresista del partido para mantener los logros obtenidos después de estas primarias y consolidarse como una fuerza que podrá ganar elecciones en un futuro? Una era “posbernie” es inminente, y para poder dar respuesta a esta pregunta es necesario analizar desde varias aristas los posibles caminos.
Daremos tres consejos de acciones para resistir, para lo cual partiremos de la comparación en las respuestas que han mostrado otros sectores afines a los socialistas democráticos estadounidenses, como Momentum y Jeremy Corbyn en el Partido Laborista británico. Así como se tomarán las herramientas que nos dan dos enfoques: a) accionalista, con el fin de entender los significados que convergen en el discurso y accionar de estos grupos, sobre todo en los jóvenes; y b) neomarxista, para poder explicar los conflictos estructurales que plantean y en los cuales se desenvuelven del sistema económico-político.
Analizar al partido Demócrata implica reconocer su pluralidad, puesto que, siguiendo este concepto de Melucci, entendemos que el partido, inclusive el sector progresista no es unificado, es complejo y está en conflicto político. De esta manera el aumento de la desigualdad económica, generada por un sistema-mundo que reproduce la precariedad y la injusticia social sirvieron de marco para el surgimiento de esta “New Left” que coexiste con planteamientos moderados o que buscan preservar esta estructura dentro del partido.
La popularización de las redes sociales como recursos de expansión política y reclamo social han abonado a que esta ala del partido converja con movimientos sociales, colectivos como el Sunrise Movement, Occupy Wall Street, Black Lives Matter y Democratic Socialists of America (DSA), así como con diversas ONG´s, sindicatos y grupos de interés como Justice Democrats y Brand New Congress; sumado a lo anterior, las campañas de Bernie Sanders en las primarias a la presidencia en 2016 y 2020 catalizaron su expansión. La estructura interna de la nueva izquierda es entonces mucho más plural y difícil de contener que otros sectores dentro del partido.
Los “midterms” de 2018 revelaron a nivel nacional la coordinación de un grupo vocal y ambicioso de jóvenes progresistas, ejemplificados por Alexandria Ocasio — Cortez (AOC), Ilhan Omar, Rashida Tlaib y Ayanna Pressley, así como Pramila Jayapal y Mark Pocan. Su creciente presencia generaron una avanzada de ideas marginales hacia la corriente principal; siendo Bernie quien las ha ajustado definitivamente al mainstream político, no sólo demócrata, sino global.
La New Left entendió lo que tanto sentenció Gramsci: “la actividad política es en la superestructura”, es decir que la única vía de transformación más profunda de la sociedad, es la del cambio a mediano plazo, que no ceda ante la presión, ni que cae por su abrupta ineptitud en la fugacidad, entra en la disputa por el sentido común, por la hegemonía. Sin embargo la aceptación del programa progresista no implicó el apoyo a candidatos considerados radicales prefiriendo el ala moderada que garantizara cambios graduales pero que asegurasen resultados inmediatos que dieran respuestas a la situación de crisis económica y social actual.
Sanders anunció su endorsement a Biden, por lo que los sectores de militancia progresista dentro del partido tenderán a apoyar al ex vicepresidente, sin embargo el sector que no forma parte de la burocracia, no apoyó a Clinton en 2016. A corto plazo lo primero que deben hacer es apoyarlo. “Todo se siente tan a corto plazo en este momento”, dijo Stephen O’Hanlon del Sunrise Movement, “pero hace un año y medio los demócratas decían que el cambio climático no era una prioridad”. Han conseguido una aceptación generalizada, la hegemonía en el programa, en la prohibición o mayor regulación de uso de armas-con un 60% de aprobación según Pew Research Center-; del “Medicare For All”, la cual lleva la ventaja en agrado de propuesta de cualquier candidato-81% de los demócratas, 53% de los apartidistas apoyan esta nueva visión del sistema de salud, y tiene una aceptación del 56% de los votantes en general según KFF-, así como el Green New Deal-que cuenta con un apoyo del 75%, según una encuesta del Green Advocacy Project, entre demócratas y de cerca del 50% en el total de votantes- y Tax The Rich- en la versión presentada por AOC el 60% apoya el impuesto del 70% marginal por ingreso sobre 10 millones de dólares.
La derrota implica una moderación en su propuesta, pero la aceptación en el sentido común llegó. Lo cual implica la posibilidad de victorias electorales futuras, ya que el electorado demócrata de 18–22 años tenía el 70% de las preferencias en Sanders y el de 23–38 años tenía el 59% según Morning Consult. Acciones importantes a realizar para mantenerlos es mostrar su capacidad de negociación y cooperación con el centro político demócrata, que permita ver materializadas propuestas y sus posibles beneficios para en próximas contiendas dar mayor certidumbre respecto a la fiabilidad de su programa. A esto sumamos que tras la crisis del coronavirus el mundo va a ser diferente, muchas de sus propuestas como la atención médica nacionalizada, un Green New Deal y la condonación de préstamos estudiantiles son las ideas más sensatas y urgentes que surgen en gobiernos alrededor del globo. De no hacerlo, el desencanto en el movimiento y en su programa se puede manifestar.
Una segunda acción a realizar es seguir sumando y dando voz a jóvenes dentro del partido, abrir el abanico de liderazgos y mecanismos de participación. La edad promedio en el Congreso actual nunca ha sido mayor, 57.8 años en la House of Representatives y 61.8 años en el Senate. Esto responde a que es mayor el número de votantes en esos rangos de edad. Según Pew Center Research, en las elecciones de 2020 casi una cuarta parte del electorado será de edad avanzada, “la mayor proporción desde al menos 1970”, siendo estos más propensos que cualquier otro grupo de edad a aparecer el día de las elecciones. En 2016, por ejemplo, el 71% de los votantes mayores elegibles informaron al Censo que votaron. Para otras cohortes de edad, los porcentajes de participación fueron 67% (de 45 a 64 años), 59% (de 30 a 44 años) y 46% (de 18 a 29 años). Es importante añadir que los jóvenes estadounidenses son acosados con una alta deuda estudiantil, hoy son más pobres, en ingresos y en riqueza, que grupos igualmente jóvenes de décadas anteriores; es decir las propuestas progresistas les hacen sentido. Por lo que incorporar a la acción institucional y partidista a más jóvenes, así como la continua deliberación con los movimientos y colectivos que ya les apoyan, es una de las acciones a mediano plazo que necesitan si quieren tener posibilidades de una victoria electoral en el futuro. De no hacerlo, nunca le será suficiente el electorado y su capacidad de movilización para obtener victorias electorales.
Para la última acción primordial a tomar es necesario tomar el ejemplo internacional. La New Left en Reino Unido tiene su lugar en la plataforma denominada Momentum, la cual llevó a la presidencia del partido Laborista a Jeremy Corbyn. Lograron revocar un consenso de austeridad que tuvo un dominio total sobre la política británica durante años, hasta rehacer el laborismo como un partido de masas con más de medio millón de miembros. Trece millones de personas votaron por una ruptura decisiva con el neoliberalismo en 2017; y diez millones votaron por un manifiesto radical de izquierda en diciembre-el Labour Manifesto. Más de lo que había respaldado a Miliband, Brown, incluso el último gobierno de Blair. Sin embargo las últimas elecciones-enmarcadas bajo el monotema del Brexit- dieron una aplastante victoria a los Tories, y la posterior derrota de Rebecca Long-Bailey (representante del corbynismo) en las primarias para escoger al líder de la oposición terminaron por sepultar la aventura socialista en el liderato del Labour; el candidato moderado, Keir Starmer se consagró líder del partido tomando algunas de las propuestas impulsadas por Momentum, balanceadas con un programa mucho más de centro.
La campaña mostró los dos errores que la New Left norteamericana no debe cometer-el primero ya enfatizado en párrafos anteriores-: falta de diálogo entre el ala socialista y la moderada, donde si bien el Labour Manifesto logró posicionar grandes temas en la agenda, la falta de empatía y conversación plural de sus líderes respecto a otros sectores-como los Lib Dems y los Greens-, así como el desenfoque en generar redes de apoyo regionales más que nacionales, la pérdida de escaños a manos del SNP-Partido Nacionalista Escocés- lo dejó de manifiesto; no se deben repetir esos errores-si bien cabe señalar que en el caso particular británico la falta de postura clara en el tema del Brexit fue un factor importante a considerar en las razones de su derrota. De no hacerlo, la New Left no podrán salir a aumentar sus apoyo más allá de los bastiones progresistas, siendo insuficientes su dispersión del voto, necesario en el sistema político norteamericano, tanto en las primarias como para el Colegio Electoral en una posible elección presidencia.
Podemos entonces decir que las tres acciones urgentes a tomar por la New Left estadounidense son tres-uno a corto plazo y dos a mediano-: 1) diálogo intrapartidario con las demás secciones del partido para generar la desradicalización-en mayor o menor medida- del programa para garantizar su materialización, 2) incentivar la participación juvenil y la formación de líderes que hablen a este sector de manera continua; y 3) acuerdos regionales que ajusten los programas y liderazgos a las necesidades de cada comunidad.
Wallerstein proclamaba que “necesitamos intentar comprender qué está sucediendo, decidir qué dirección queremos tomar y definir cómo actuar en el presente de modo que las cosas se mueven en el sentido que preferimos”, por ello es necesario comprender que la New Left ha hecho pasar los movimientos callejeros y radicalismo minoritarios, a la política de partidos de masas, coordinandose para aumentar sus filas e irrumpir en el mainstream político, en la hegemonía, y se deben hacer estas acciones para lograr recuperarse y conseguir futuras victorias electorales. Parafraseando a Owen Jones, columnista de The Guardian: hoy hay una derrota para la izquierda progresista, pero la verdadera derrota sería ver cómo las fuerzas acumuladas se dispersan por el viento debido a la decepción de los resultados; es necesario resistir mediante el actuar para que esto no suceda.