La ética y la democracia

Juan Pablo Martínez Díaz
4 min readJan 15, 2019

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Redescubriendo la política V: Cartilla Ética y reformismo cultural

AMLO presentó la “Cartilla Moral” de Alfonso Reyes (Imagen Vía: López-Doriga Digital)

Las primeras semanas del sexenio de López Obrador han estado llenas de movimiento, el espacio público ha vivido un debate sin precedentes al inicio de un sexenio presidencial. Si en algo podemos estar de acuerdo en la política del tabasqueño y de MORENA, es en su necesidad de revitalizar la disputa política en todos los frentes, sin embargo esto se ha visto mermado, a pesar del buen análisis, hay una mala implementación-y proceso comunicativo, dicho sea de paso-. El pasado 13 de febrero, AMLO presentó la Cartilla Moral- texto originalmente escrito por Alfonso Reyes en 1944, con la finalidad de aportar a la alfabetización posrevolucionaria-, afirmando, en su presentación, que “la decadencia que hemos padecido por muchos años se produjo tanto por la corrupción del régimen y la falta de oportunidades de empleo y de satisfactores básicos, como por la pérdida de valores culturales, morales y espirituales”, por lo tanto, el texto busca a portar a una “reforma moral” que acompañe a los cambios que propone la 4T. ¿Puede el Estado introducirse en la moral privada? ¿El cambio cultural aportará en algo a la transformación de México?¿Por qué invocar una reforma moral y no una ética? Buen análisis, mala instrumentación.

“La cultura necesita la ejecución de la ley, pero los ejecutores necesitan la cultura” sentenció Roy Godson, profesor de gobierno en Georgetown University. Es cierto el análisis obradorista, no basta la autonomía de las instituciones, las reformas estructurales, ni los megaproyectos; puedes tener una Fiscalía Autónoma, siendo la misma, de facto, dependiente de intereses políticos. Eso no quiere decir que no deba de existir una autonomía, mientras más candados, mejor. Tampoco basta lo que el Presidente creé: con su ejemplo basta; creo que ni Aristóteles hubiera sido tan optimista. El desequilibrio es estructural e individual, por eso la llegada de la Cartilla Moral.

No se debe atentar contra la mentalidad privada; la defensa de la autonomía y libertad individual deben ser primordiales. El Estado no debe atentar contra tales principios, pero de la misma manera, los mercados, medios de comunicación y la religión no deben entrometerse. ¿Cómo defender esos principios y a la vez promover nuevas prácticas culturales? Estas ideas, no son mutuamente excluyentes, la mejor manera de proteger la libertad individual es dando herramientas críticas ante los sistemas. Sin embargo, la Cartilla Moral, no lo es; precisamente por que es moral.

La moral es acrítica, por definición, es dogmática, sigue el entorno cultural del que emana; la ética, es crítica y surge de la reflexión individual en base al diálogo y escrutinio colectivo, valores políticos fundamentales para una democracia. Si se quiere generar un cambio profundo, no sólo se debe, por ejemplo, legalizar el matrimonio igualitario en todo la República, se debe llevar las razones de tal reforma legal, a la discusión de las reformas culturales, no con la intención de cambiar la mentalidad de opositores, sino con la intención de generar ese respeto ante la comunidad LGBT, no por ley, sino por la convicción de respetar, escuchar y ser escuchado. No sólo se debe colocar a funcionarios “sin cola que les pisen” al mando de secretarías, se debe acompañar la misma acción de evaluaciones, cursos, renovaciones en los puestos, nuevas herramientas institucionales, cambios en el ambiente de trabajo.

“Las diferencias no deben replegarse al ámbito privado […] es más sano para la sociedad demostrar sus diferencias y conocer las peculiaridades del otro, que ocultarlas y marginarlas” señala María Isabel Wences, en “la Diversidad cultural a debate”. La integración sólo es viable si el Estado promueve un marco de valores democráticos de referencia en el debate, respetar el disenso para lograr consenso. Esa es la Cartilla Ética que necesitamos.

Repensar el consenso liberal ha sido el mayor logró en respuesta a la 4T; sin embargo hacen falta las acciones.(Imagen vía: Creighton University)

La Cuarta Transformación rompió el consenso liberal — si le podemos llamar así — , cambió nuestro paradigma. Los empresarios y medios de comunicación discuten los parámetros medio ambientales en los que podría afectar el Tren Maya, el desabasto de gasolina nos cuestionó nuestra dependencia al hidrocarburo y la necesidad de repensar el transporte público; nos hace cuestionar la metodología de los medios de comunicación y de nuestro gobierno, nos hace discutir el federalismo y la importancia de la división de poderes, nos hace repensar nuestra política exterior, los beneficios y riesgos de la democracia participativa. Le recordó a los políticos tradicionales que la base de todo es la gente, que una transformación necesita de reformas culturales; sin embargo como lo dice la misma Cartilla Moral, casi con dedicatoria especial para AMLO: “no en todo basta la buena intención”.

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Written by Juan Pablo Martínez Díaz

Gestión Pública y Políticas Globales en ITESO. Pesimista esperanzado. Saude. Ciencia(s). Municipalista tapatío. Planificar la utopía.

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