La revolución del sentido común
Sobre Futuro Jalisco y su(s) reto(s) más allá del partido
Los futuros que alguna vez se soñaron
La palabra “futuro” viene del latín “futurum” la forma neutra de un participio del verbo “sum” (“ser”), por lo que signfica “lo que ha de ser”, de lo que podemos entender que el futuro necesariamente será. Huir del mismo es un absurdo, negarlo una idiotez y no afrontarlo una calamidad. Sin embargo hablar de futuro, pensar lo que será, es un privilegio, pues se nos ha robado la capacidad de imaginar nuevos horizontes del ser. Por ello se emprendió la odisea del partido, no solo para imaginar un nuevo camino de afrontar el conflicto del ser en sociedad-la política-, sino para recuperar los futuros que alguna vez se soñaron y que se pensaron que ya no podían llegar. El futuro es aquello que pensaron nuestras abuelas en su juventud que tendrían garantizado cuando llegaran a los 70 años, futuro es lo que esperaron aquellas personas que lucharon siglos atrás, futuro es aquel sueño incumplido que tuvieron nuestros padres, futuro es lo que esperan nuestras hermanas que pase en un unas horas antes de irnos a dormir, el futuro también es hoy y por eso mismo debemos afrontarlo.
Futuro es un hogar, una familia que te resguarda e impulsa a seguir. “Hogar” viene del latín “fogar” y este de “focus” que quiere decir “fuego”, esto ya que en muchos pueblos indoeuropeos en las entradas de la casas había hogueras o braseros. No exagero cuando afirmo que un hogar se fundamenta en la hoguera (mi familia puede ser una buena confirmación), pues aquello que quema y que arde, es lo que nos alumbra, así como lo que nos da seguridad. Si Futuro es un hogar, analizar su hoguera es necesario para que de las cenizas de su fuego, broten esas raíces, esos árboles, esos bosque, esa primavera que tanto anhelamos, ese futuro que soñamos. En este trabajo pretendo analizar aquellos retos, esas hogueras, que tiene este partido político y que desde mi experiencia y diálogo con demás militantes son los futuros que soñamos más allá del partido.
Tomar partido frente a los poderosos
Coincido plenamente con Andrés Manuel en la existencia de la mafia del poder como aquello que ha suprimido la participación política de las personas en nuestro país, sin embargo creo que la “mafia” no es un sujeto, sino una característica del poder, es decir, el poder tiene una mafia, algo que atrapa e introduce a quienes lo ejercen en una lógica burocratizada, tecnócrata, vertical e impositiva. Cuando se ejerce el poder público, la mafia es una posibilidad latente en cualquier espacio. Esta fuerza política estuvo, está y seguirá estando en disputa continua con esa mafia al ejercer el poder. Sin embargo, nosotros le damos otro nombre “los poderosos”. Aquellos poderosos que invocamos en nuestro discurso, aquello que decimos que no nos han permitido hacer política, no son solo personas, son abstracciones de realidades muy concretas que se viven dentro y fuera del partido.
Futuro se dedica a disputar el poder, y al disputarlo no solo busca reinventarlo en los espacios de representación, sino en las metodologías que implementa cotidianamente, la forma en que hace política. Desde 2018, la urgencia ha marcado la pauta que se vive dentro de la organización, la lucha constante ante la partidocracia, pero sobre todo la lucha desigual ante la estructura del sistema político, legitimó la centralización y la burocratización, generando una enajenación de muchas células cercanas al movimiento, haciendo para muchas personas imposible empatizar con la causa. Futuro nació en esa inercia, y en esa misma lógica se desarrolló. La contradicción de su origen en la sociedad civil y su búsqueda de ser partido es algo que debe superar, pero no como un cierre a su relación con los movimientos sociales y organizaciones ciudadanas, sino como un nuevo capítulo que logre coordinar al partido con aquella base social que siguiendo tan esperanzada, por urgencia, la perdió.
Nos debe quedar claro: hay futuro más allá de Futuro. Un partido no es la herramienta que nos dará la solución a todos los retos de la actualidad, pero sí es el medio ideal para guiar la causa, la cual coordinándose con las voces más allá del partido-sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, colectivos, movimientos sociales- puede generar futuros verdaderamente distintos. Solo esto permitirá que Futuro no sea una máquina electoral, que sin olvidar que es su objetivo necesario, no debe ser la única contienda a la que se debe enfrentar. Por ello la salida del Área Metropolitana de Guadalajara en el desarrollo de las asambleas municipales, no solo significó un despliegue territorial, sino uno metodológico y sobre todo un despliegue de liderazgos, símbolos y realidades alternativas. La redistribución del capital social- para que verdaderamente todas las personas puedan participar-, y el combate a la segregación territorial-superar los sitios seguros y de resultados inmediatos, inclusive dentro de nuestra propia ciudad-son uno de los principales retos del partido. Luchar contra los poderosos, es luchar contra el cacicazgo de la inmediatez y contra la mafia de la urgencia.
Hubo acciones que se tomaron por la urgencia en el pasado, y si verdaderamente queremos futuro, ahora lo urgente es volver a las estrategias de pedagogía política, al discurso más allá de nuestro partido y su apoyo a nuestro movimiento, a la democratización y empoderamiento de la militancia en asamblea, a la visión de lo local, formación de ideología, discusión de nuestros principios y las herramientas digitales en la política, no hay que dar por hecho nada, discutamos todo, todas.
Decidamos tomar partido, porque aunque no estemos de acuerdo en cada aspecto, “si no hacemos política, alguien más lo hará por nosotras”, no dejemos que la fuerza de las personas sea tomada por los poderosos, esas formas de ejercer el poder. Hacer política es cabalgar contradicciones, intentar superarlas y por eso mismo echar raíces es indispensable para no perder camino.
Echar raíces o de cómo otras instituciones son posibles
Le pese a quien le pese, hacer política es hacer institución. Las mismas candidaturas independientes son mecanismos de participación política, inclusive los mismos colectivos- por más antipoder que se proclamen-están formadas por instituciones, formales e informales. Creamos instituciones- y de las mismas se desprenden organizaciones- para la convivencia y organización de los individuos en sociedad, así como de los grupos y esquemas de creencias que estos forman. Las instituciones establecen las sanciones e incentivos para establecer el funcionamiento de la comunidad política. A pesar de esto, tales normas y reglamentos no siempre cumplen su cometido, por lo que el cambio institucional se ve como la opción idónea. Habría que hacer el análisis en tres niveles:cambio institucional formal, informal y cambio organizacional.
Futuro, en principio es un cambio organizacional, proveniente de instituciones que regían a otra organización -Wikipolítica-, sin embargo en fondo está en la búsqueda de un nuevo, más profundo y efectivo cambio institucional. Futuro requiere generar incentivos y sanciones, y establecerlos formalmente; el Protocolo de Género es un buen inicio de esta travesía reglamentaria y organizacional. Otro problema se manifiesta cuando se pasa a las organizaciones y a las instituciones informales, estas son facultades que no responden a las reglas, pueden tener vicios en su estructura o pueden jugar en los huecos legales o sobreinterpretaciones de las instituciones. Aquí hablamos de los modos, pautas y metodologías que utiliza Futuro en la práctica y que condicionan de facto la coordinación política, discusión que se tuvo en el apartado anterior.
“Que la política es una interacción entre el comportamiento y las instituciones” señala Sartori (Torres, 2015) habla de la necesidad de generación de incentivos de la continua crítica institucional y de su innovación- en sentido aditivo o destructivo-. Así, la disputa de la institución es necesaria y tanto individuos como formas de organización, necesitan generar campos que permitan tales disensos en busca de los consensos generales-en mayor o menor medida- para garantizar los objetivos no sólo de una institución sino la sana relación entre los diversos objetivos dentro de la comunidad. Crear todo este entramado institucional es echar raíces, pero cultivarlas y regarlas será necesario para que aquello que se dispone no quede en meras buenas intenciones. Futuro es un bien público, por lo que su mandato proviene y solo será mediante la apropiación de las personas en la elaboración de sus instituciones.
Sobre la convivencialidad o del partido como herramienta para el futuro
Una herramienta es un dispositivo diseñado para alcanzar un propósito, es un medio para llegar a un fin. Sin embargo existe un proceso que representa un peligro ante las herramientas, el de la contraproductividad, “el hecho de que una herramienta, cuando soprepasa cierta intensidad, inevitablemente aleja del propósito para el que fue creada a más gente de la que permite aprovecharse de sus beneficios”(Beck, 2016). Por ello, me resulta apasionante la idea de que el partido es solo un medio, como lo fueron las candidaturas independientes, para un fin: las personas. La partidocracia representa la contraproductividad del instrumento del partido: el beneficio no era para las personas que represente, sino para los miembros de su estructura cupular.
El objetivo fundamental de Futuro es de la convivencialidad, hacer que la herramienta esté al servicio de las personas en comunidad. Hacer un fin, que los medios vuelvan a ser eso, solo medios para organizarlos y superar la crisis de la existencia. Reivindicando los medios, se vive una revolución: la del sentido común. Siendo entonces las personas el fin del partido, son las que darán respuesta a las problemáticas a las que se enfrentan nuestras diversas realidades. Y es una revolución del sentido común porque de Huejuquilla a Sayula, pasando por Tototlán y Chapala, de Tomatlán a Jesús María dicen no saber nada de política, pero cuando les preguntas sobre aquello que les duele a sus municipios dan el diagnostico que ningún experto puede dar. Responden “ es obvio, si hay desigualdad incrementa la violencia y somos vulnerables a más situaciones como la drogadicción o la falta de oportunidades”, ¿sabrán que esa respuesta muchos académicos y funcionarios no la han podido dar?.
La pluralidad de Futuro es una afronta contra los monopolios radicales de la participación política y del saber técnico. La fortaleza de este partido radica en que más allá de su programa- que agrupa a las izquierdas, a los ecologismos y feminismos- entiende que la solución no está en el espectro político tradicional, no será una fuerza socialista democrática, liberal o conservadora la que generé un cambio de paradigma, será la que combata la tiranía de los expertos, la tecnoburocracia heterónoma, que impone verticalmente-puede ser igual de tecnocráta una socialdemocracia que un sistema neoliberal. Poner al centro a las personas debe ser nuestro ideal.
Esto apenas comienza
Alguna vez leí que el optimismo es un acto de rebeldía. Eso es Futuro, una fuerza que, bajo un contexto que hace completamente congruente y normal pensar que todo está perdido, entiende que lo radicalmente distinto es proclamar que todavía es posible, que cuando nadie más cree en democracia, lo que se requiere es ser más democrático, que ante la partidocracia, hay que tomar partido; pero sobre todo, que ante la desesperanza hay que luchar por un futuro. Espero sirvan mis palabras para afrontar ese camino.
No nos soltemos, esto apenas comienza.
Referencias
Beck, H. (2016). Otra modernidad es posible: El pensamiento de Iván Illich. Barcelona, España: Mal Paso Editorial.
Peters, G. (2003). El nuevo institucionalismo. Barcelona, España: Gedisa.
Torres Espinosa, E. (2015). El nuevo institucionalismo: ¿hacia un nuevo paradigma?. Estud. polít. (Méx.), n.34, pp.117–137. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.phpscript=sci_arttext&pid=S018516162015000100006