La gran transformación y el nuevo imperialismo

Juan Pablo Martínez Díaz
10 min readDec 11, 2019

--

Redescubriendo la política IX: El capitalismo de crisis o cómo nos hemos perdido del mundo.

“No vivimos una crisis del capitalismo, sino al contrario el triunfo del capitalismo de crisis”.

-(Comité Invisible, 2016)

“Yes, capitalism is broken. To recover, liberals must eat humble pie “(Richard Reeves, 2019)

INTRODUCCIÓN O DE CÓMO HABITAMOS EL MUNDO

La extrañeza ante el mundo, resultado de la fallida utopía neoliberal, ha desembocado en la crisis de legitimidad del Estado, que bajo el nuevo imperialismo ha generado una gran transformación en el sistema-mundo, no solo económica y política, sino social y metafísica. “No es el mundo el que está perdido, somos nosotros los que hemos perdido el mundo” escribe Comité Invisible (2016) , y esta pérdida es necesaria de entender para poder trazar rumbo, uno local con miras a lo global, uno que no solo cambie los fines, sino los medios. Formas distintas al nuevo imperialismo descrito por Harvey y Polanyi, pueden dar respuestas a lo que vivimos en México.

El capitalismo es un modelo que vive de la crisis, las cuales se expresan como excedentes de capital y de fuerza de trabajo. Si no se producen devaluaciones sistémicas o la destrucción de capital y fuerza de trabajo, deben encontrarse maneras de absorber estos excedentes; bajo esta premisa se funda el nuevo imperialismo y su acumulación mediante la desposesión (Harvey, 2005). Al ya no poder seguir su capitalismo militar por los cinco continentes, terminada la Segunda Guerra Mundial, la bipolaridad del sistema, la Escuela Austriaca de Economía, el Consenso de Washington y la Escuela de Chicago, fueron el caldo de cultivo para el surgir de las más dura mercantilización, desde los conservadores y su doctrina del shock, hasta los neoliberales y la tecnocracia; ni el Estado de Bienestar y la socialdemocracia pudieron escapar de la dinámica de la financiarización.

NEGACIÓN, PERPETUACIÓN Y DIFERENCIAS CON LOS LIBERALISMOS

Para poder seguir necesitamos entender ¿qué es el Estado Neoliberal? Habrá que diferenciar que el liberalismo es diverso y plural, neoliberalismo no es sinónimo de capitalismo, ni de libertarianismo, ni libre mercado lo es de liberal o conservador. Fernando Escalante (2019) señala que la clasificación de los liberalismos es aproximativa. “La tradición liberal es una mezcla de actitudes, sentimientos, valores, instituciones e ideas que ha cristalizado en diferentes doctrinas, y en diferentes programas políticos, en los últimos trescientos años. A partir de un pequeño núcleo de ideas — el valor de la libertad, la limitación del poder — se han desarrollado teorías, argumentos, convicciones muy dispares: en ánimo liberal podía Guizot defender el sufragio censitario, Hayek el libre mercado o John Rawls un sistema de redistribución del ingreso”.

Tradicionalmente los liberales buscan en lo económico mercados donde imperara libre comercio, un libre comercio creado por el Estado. En términos políticos defendían la división de poderes y el gobierno representativo, así como en el plano moral los liberales han defendido los derechos de las minorías, los derechos sexuales y reproductivos, la libertad de consumo de drogas.(Escalante, 2019). Puedes ser liberal en algunos aspectos y otros no. A la conjunción de las tres libertades se le conoce como libertarianismo y se diferencia del neoliberalismo, en que este último se adecua al contexto político en el cual es instaurado. A quienes defienden únicamente la rama institucional y la apertura total o creciente del mercado pero no la apertura moral, se le denomina conservador; existen estas combinaciones hasta las que conjugan al liberalismo con el socialismo clásico Por eso mismo el liberalismo también a defendió al empresario, al hombre y ocupante del poder, desprestigió a la mujer buena parte de su historia, así como a clases obreras y sectores subalternos. En fin lo que todos los liberalismos tienen en común es la defensa de la libertad-la cual también se interpreta de distintas formas. Esto basado en la racionalidad e individualidad humana. Una racionalidad que entiende a la utilidad material que no solamente ve la utilidad en términos económicos o de bienes, esto parte de una mal interpretación de cómo se conforma la realidad-que en principio es material. Por ejemplo: uno pudiera argumentar que realiza una acción por la virtud de la bondad o porque le produce felicidad, lo cual es válido, sin embargo sería conveniente recordar que si bien la bondad se forma en las acciones, esta solo se entiende por la conceptualización de las mismas, proceso meramente neuronal, es decir material; por otra parte la felicidad es producida necesariamente por endorfina y si bien cada quien producirá la misma por un abanico plural de causales, la endorfina es necesaria para producir el sentimiento, otra vez, sujeto a lo material. Con esto no pretendo enjaular a la acción humana en un positivismo absurdo, sino que esa misma serie de valores cualitativos y subjetivos tienen un fundamento material, si bien se quiere decir de otro tipo de materia que escapa a la del imaginario colectivo. Esa racionalidad justifica el individualismo: actúo por que lo dicta mi razón- la cual es diversa, emotiva y plural.

Para el liberalismo clásico, el liberalismo inglés, la preocupación fundamental y casi única es la limitación del poder del Estado (Escalante, 2019). Se ve al Estado como un ente heterogéneo que debe ser minimizado para resguardar la heterogeneidad de la sociedad y sus agrupaciones es un liberalismo conservador, que se apoya en las instituciones existentes […] en política, preconiza una actitud escéptica, cautelosa, pragmática, de pocas ambiciones, que no pretenda cambiar nada de golpe” (Escalante , 2019), de esta vertiente viene el neoliberalismo la visión de la pulcritud de los contratos y de la lucha paulatina en lo social, pero radical en lo económico. La alternativa es un liberalismo “progresista, racionalista, enemigo de los fueros y privilegios y de las corporaciones del viejo orden. En mucho es una secuela del despotismo ilustrado, y por eso optimista, estatista, uniformador” (Escalante, 2019) de aquí el origen del nuevo liberalismo, el de izquierda y su alianza con la socialdemocracia, que pregonan que es necesario fortalecer al Estado, que se convierte así en el garante de la libertad individual.

Estas divisiones ideológicas servirán como caldo de cultivo de las principales agrupaciones políticas del siglo XX. En los años treinta el liberalismo pasa por sus horas más bajas. En ese contexto, se reúne en París, en lo que se conoce como el Coloquio Lippmann, un grupo de economistas, juristas, filósofos, con el propósito de recuperar el liberalismo (Louis Rougier, Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, Walter Lippmann, Wilhelm Röpke, Alexander Rüstow). El rasgo básico para definir su identidad la defensa del libre funcionamiento del mecanismo de los precios, ante el comunismo , el totalitarismo y la creciente división global (Escalante, 2019). Decidieron ponerle neoliberalismo. No fue hasta los años 70´s con Milton Friedman, que se constituyó no solo como el liberalismo hegemónico, sino que como vimos que el liberalismo influye a prácticamente todo el espectro político, influyó en las socialdemocracias, en las democracias cristianas, sistemas de partido único y hegemónico; acaparó la esfera global, culminando tras la victoria del bloque capitalista en la Guerra Fría.

EL ESTADO NEOLIBERAL

Un Estado Neoliberal debe favorecer la propiedad privada, el imperio de la ley y el libre mercado, debe proteger la santidad de los contratos y el derecho individual a la libertad de acción, expresión y elección. Por lo tanto, el estado debe usar su monopolio de los medios de violencia para preservar estas libertades a toda costa-libertades negativas-. Los sectores anteriormente administrados o regulados por el estado deben ser transferidos a la esfera privada y ser desregulados. Se afirma que la privatización y la desregulación se combinan con la competencia, eliminan la burocracia burocrática, aumentan la eficiencia y la productividad, mejoran la calidad y reducen los costos, tanto directamente para el consumidor a través de productos más baratos y servicios e indirectamente a través de la reducción de la carga fiscal. Si bien la libertad personal e individual en el mercado está garantizada, cada individuo es responsable de sus propias acciones y bienestar- este dogma tuvo desviaciones según la región y época histórica. La gobernanza por gobierno mayoritario se considera una amenaza potencial para los derechos individuales y las libertades constitucionales (Harvey, 2005). Así, el neoliberalismo está presente donde hay tecnocracia absoluta, sea socialdemocracia o liberal, está presente donde el beneficio sea para los particulares, sea por medio de la privatización o del gasto público para atraer inversión; ninguno escapa la lógica hegemónica.

Todo pareciera tan sencillo y deseable, pero estas ideas tienen varias contradicciones en la práctica. La competencia a menudo resulta en monopolio u oligopolio transnacionales.La velocidad con que se produjo la privatización bajo la “doctrina del shock” estuvo de la mano de fuerte mandos militares. Los estados socialdemócratas sacaron del mercado a sectores clave de la economía, como la atención médica, la educación e incluso la vivienda. (Harvey, 2005).

EL CAPITALISMO DE CRISIS: LA SOBREACUMULACIÓN

Para solventar estas contradicciones que resultan en la perpetuación del capitalismo de crisis es necesario entender la idea del ajuste espacio-temporal. La sobreacumulación en un determinado sistema territorial supone un excedente de trabajo y excedente de capital. Estos excedentes pueden ser absorbidos por: el desplazamiento temporal a través de las inversiones de capital en proyectos de largo plazo o gastos sociales, los desplazamientos espaciales a través de la apertura de nuevos mercados, nuevas capacidades productivas y nuevas posibilidades de recursos y de trabajo en otros lugares; o alguna combinación (Harvey, 2005). La reasignación de los excedentes requiere de la mediación de las instituciones financieras, si tales inversiones generan beneficios se traducen en mayores ingresos por impuestos para saldar deuda pública, o en caso contrario, se traduce en una crisis fiscal (Harvey, 2005).

Los Estados contemporáneos han tomado dos decisiones: invertir en gasto social (siendo el gasto considerablemente mayor en los gobiernos socialdemócratas), generando atracción de inversores transnacionales por el aumento en la seguridad política y jurídica, quienes obtienen el beneficio del capital invertido; así como abrir nuevos mercados globales, produciendo nuevas divisiones territoriales, nuevos espacios de acumulación y sobre todo nuevas relaciones sociales e institucionales. Harvey (2005) señala el caso de Gran Bretaña, un caso del capitalismo del ocaso de la época industrial- para ilustrar la sobreacumulación en el capitalismo del nuevo milenio, “Los excedentes generados en Gran Bretaña en el siglo XIX encontraron su lugar en EUA y en las colonias en Sudáfrica, Australia y Canadá, creando nuevos centros dinámicos de acumulación en estos territorios,lo cual generó una demanda de bienes británicos. Este es el caso particular de los bienes que se demandan en otros lugares como infraestructuras físicas fijas (como por ejemplo ferrocarriles y represas) requeridas como base para la futura acumulación de capital”; la competencia internacional se intensifica.

EL QUIEBRE DEL CONSENSO LIBERAL

“Cada derrame de petróleo, cada llanura estéril y cada extinción de una especie es una imagen de nuestras almas harapientas, un reflejo de nuestra ausencia en el mundo, de nuestra íntima impotencia para,habitarlo”.

(Comité Invisible, 2016)

La crisis es de la civilización, la transformación llevó al imperialismo del cómo ser civilizado. David Harvey (2005) , coloca un ejemplo, el de Joseph Chamberlain, manufacturero de Birmingham al final del siglo XIX. Se dedicó a la reforma educativa y a la mejora de las infraestructuras físicas y sociales, al final vivió como el Secretario Colonial; la lucha social interna se volvió en un imperialismo al interior

La falta de voluntad política hizo que muchas figuras liberales e incluso radicales se volvieron imperialistas; así buena parte del movimiento obrero se persuadió de que debía apoyar el proyecto imperial como un elemento esencial para su bienestar, para dejar el excedente que les impedía conseguir su justicia social-su justicia, la interna. La transición al mundo neoliberal, estuvo de la mano de la cooperación del Estado. Así, la mercantilización puso marcha en la esfera cultural y social, las historias y la creatividad intelectual entraron en la lógica del mercado y fueron desposeídas, el imaginario colectivo, empezó a ser monopolizado por las transnacionales, el FMI sometió a los países periféricos. Así, la derecha populista fortalece estos intereses, de la misma forma que el centro liberal; inclusive la socialdemocracia y proyectos progresistas al replantear la distribución de recursos y ajustes internos perpetúan la salvación del capitalismo, postergando su crisis, al no atacarlo de forma global.

CONCLUSIÓN: BREVIARIO DE OTRO(S) HORIZONTE(S)

Impulsar una globalización diferente, que parta de la cooperación de lo local y la crítica a todo el espectro político para redefinirse y actuar, que parta del disenso deliberativo y no del consenso impuesto. Mirar por los pequeños y medianos productores locales y no por las transnacionales, por el bienestar social y el control de aquello que nunca debió ser mercantilizado como la vivienda, el agua, el transporte. Por un Estado que no procure la santidad de los contratos financieros, sino que perpetúe y defienda el más importante de los contratos: el contrato social (Stiglitz, 2017). Que desglorifique lo privado y entienda al individuo en su conjunto, que pregone la libertad pero que entienda que para ello es necesario la intervención del Estado, para el beneficio de los bienes comunes. Es necesario un decrecimiento sostenible de la economía que mire y repiense cómo habitamos el mundo y busque solucionar la crisis climática, que involucre e incentive la participación política y las otras formas de actuar en la misma política. La crisis es de la legitimidad del Estado por su cooperación con el capital, la crisis es de la mercantilización, la crisis es de cómo nos relacionamos con el mundo. Los proyectos políticos que surjan deben de tener todas estas variables en mente y entender que, sí, el cambio es paulatino, pero que ha sido sobrecontendio y debe recibir ese empujón, estamos revasados; es un momento idóneo para hacerlo.

Referencias

--

--

Juan Pablo Martínez Díaz
Juan Pablo Martínez Díaz

Written by Juan Pablo Martínez Díaz

Gestión Pública y Políticas Globales en ITESO. Pesimista esperanzado. Saude. Ciencia(s). Municipalista tapatío. Planificar la utopía.

No responses yet